sábado, 3 de marzo de 2012

Reencuentro




Amanece, no llueve, tengo mucho que preparar antes de coger el tren. No tengo aún billete, porque aunque fue un viaje con preaviso pronto pasó a un segundo plano.

Decido ir, porque dí mi palabra y porque se que no debo perdermelo. Voy porque se que es una ocasión especial y en esta vida las ocasiones hay que aprovecharlas.

Una hora de tren para reencontrarme con amigas y con compañeras de hace mucho mucho tiempo. Compañeras del colegio, de la infancia, un par de ellas amigas incondicionales a pesar del tiempo y la distancia. Hace dos años ví a algunas, somos muchas (más de 40) y no todas pueden reunirse a la vez, en esta ocasión había algunas que hacia unos 15 años que no veía. Sus reuniones son anuales y en diferentes puntos de la peninsula y el norte de Africa. A este podia ir, al próximo se que es muy dificil.

La suerte de nacer, crecer y vivir en una ciudad pequeña es que las relaciones se hacen más estrechas, te ves muy amenudo y jamás pierdes el contacto. Por eso, aunque hace tantísimo que dejamos el colegio nuestros contactos siempre fueron estrechos.

Un primer encuentro con tres, dos de ellas mis amigas, abrazos ,besos, preguntas, risas......Las demás duermen, anoche se acostaron tardísimo. Paseamos por preciados, recorremos tiendas, tomamos café. Un segundo encuentro, diez compañeras más, más abrazos, más risas, más besos, más preguntas ¿o eran las mismas? y de nuevo a pasear y tomar una caña. Y el último, con tres compañeras más, de nuevo abrazos, besos ,risas.....

Hablamos, bebemos ,recordamos, bebemos, escuchamos, bebemos, bromeamos, bebemos, comemos muy lentas, quizás por eso de que no se debe hablar con la boca llena, pero la comida viene ...unas tapas, pinchos, unos dulces y bebida mezclada con risas y flashes y fotos, y más flashes y más fotos , sabiendo que ese presente quedaría inmortalizado para el recuerdo.

Empieza a atardecer y he de marchar, ellas se quedan, el reencuentro es de tres dias aunque yo solo haya estado unas horas. Me voy cargada,aunque llegué vacia, traigo té, especias y dos latas de bombones, pero lo que más me traigo es afecto, cariño y el recuerdo de los largos abrazos y el sonido de las risas. Sonrio, lo que más me acompaña es la sensación de que mis 34 años cerca de ellas nada ni nadie los pudo borrar. Que aunque pasó tiempo, mucho tiempo aún sigo en sus recuerdos.



Ya ha anochecido cuando llego a casa. Al poco de llegar me llenan de bonitos mensajes, noto dolor de pies, noto cansancio y siento hambre, pero estoy feliz. Me alegro de haber ido, me alegro de haber compartido estas horas con ellas y sobre todo me alegra sentirme tan llena de afecto cuando yo me fui tan vacia.


Hoy estoy feliz. Porque sí, la vida sigue regalándome momentos de felicidad y yo estoy dispuesta a disfrutarlos.

1 comentario: